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Ricardo García Mira, catedrático de Psicoloxía Social da UDC, analiza as claves da xestión da auga ante o cambio climático nun artigo que publicamos co gallo do Día Mundial da Auga 2023

Este miércoles 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. Este 2023 tiene como lema ‘Acelerar el Cambio’ para poner el foco en la necesidad de incrementar la implicación de administraciones, empresas y ciudadanos en la resolución de la crisis del agua y el saneamiento. El agua nos afecta a todos y todos debemos tomar medidas para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6: agua y saneamiento, un objetivo de cuyo cumplimiento todavía estamos lejos.

Con motivo de esta efeméride publicamos un artículo del catedrático de Psicología Social de la Universidad de A Coruña, Ricardo García Mira.

El agua ante el cambio climático

Ricardo García Mira
Catedrático de Psicología Social de la Universidade da Coruña

El marco normativo y el cumplimiento de la legislación

Hablar hoy de agua es hablar de política del agua, pues el uso actual del agua en nuestro país requiere continua regulación y adaptación, si tenemos en cuenta la progresiva desertización y reducción del caudal en las cuencas, además de otros problemas que han sido presentados por el Ministerio de Transición Ecológica en un reciente Consejo de Ministros celebrado a principios de año. Este marco regulatorio debe tratar siempre de equilibrar las actuaciones humanas en consonancia y el cumplimiento de la legislación europea y nacional sobre el agua y el desarrollo y mantenimiento responsable de las economías que dependen del agua. En definitiva, que mantenga una coherencia con los retos que hoy plantea el cambio climático, y que suponga un ejercicio de responsabilidad compartida no solo entre Estado y Comunidades Autónomas, sino entre organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía, anticipándose al diseño de futuras normas que permitan disminuir la exposición y la vulnerabilidad de los impactos más negativos.

Involucrar a la gente y cambiar la gobernanza

Involucrar a la gente en la protección y en la gestión responsable de los recursos acuíferos de que disponemos significa que las normas deben generarse con la participación de la sociedad. Una idea que destaca el Libro Verde sobre el Agua. Aunque la participación ya está presente en muchos procesos, no obstante, es necesario ir algo más allá. Además de normas, disposiciones y reglamentos, hace falta más conocimiento, tanto a nivel general como en cada cuenca hidrográfica o en cada contexto rural o urbano, que permita garantizar un adecuado soporte a la toma de decisiones, y la permeabilidad de las normas entre la gente a través de su participación activa, a través de un enfoque de coproducción de conocimiento.

Involucrar a la gente en la protección y en la gestión responsable de los recursos acuíferos de que disponemos significa que las normas deben generarse con la participación de la sociedad. Una idea que destaca el Libro Verde sobre el Agua

Este planteamiento de cambio en los procesos de gobernanza debe motivarse en el hecho de que la gestión del agua necesita incorporar una mayor digitalización, más datos por lo tanto, más visiones, más estrategias surgidas del consenso. La coproducción de conocimiento es un ejemplo que plantea un intercambio de conocimiento para poder producir las visiones de la Comunidad respecto a la activación de cambios reales en el comportamiento y en la gestión de los recursos que, como el agua, son escasos. Abrir un intercambio como proceso por el que se crea el conocimiento a partir de las interacciones entre científicos, políticos y organizaciones de la sociedad civil sería el objetivo principal.

Una metodología de coproducción de conocimiento en relación con la gestión del agua implica gestionar las presiones y los desafíos que conlleva la planificación de la demanda. Implica responder con soluciones que aprovechen las infraestructuras existentes, que garanticen el suministro de agua a la agricultura, al turismo y a la industria y, al mismo tiempo, que proporcionen certidumbre al abastecimiento, en especial en zonas de sequía continuada, mucho más sensibles a los impactos más negativos. Estas soluciones precisan de intervenciones especializadas basadas en la gestión de recursos naturales para las que tanto la ONU como la UE vienen impulsando estrategias de implementación.

La priorización del cambio climático

El cambio climático debe ser priorizado en todas las decisiones de adaptación. No hay más justificación que la de garantizar la resiliencia de cuencas y regiones, de cara a consolidar una transición justa hacia la sostenibilidad en todo el país. Todas las actuaciones en procedimientos de infracción por contaminación o por vulneración del marco normativo bienvenidas sean. Es necesario garantizar un modelo de gestión sostenible del agua en su ciclo integral, y fomentar el ahorro, la eficiencia y la transparencia como elementos básicos.

El cambio climático debe ser priorizado en todas las decisiones de daptación. Es necesario garantizar un modelo de gestión sostenible del agua en su ciclo integral, y fomentar el ahorro, la eficiencia y la transparencia como elementos básicos

El desafío climático no es algo que ocurre ahí afuera, elevando la temperatura de la tierra, sin más, sobre lo que no podamos hacer nada. El cambio climático tiene un claro origen antropogénico, y es algo que también ocurre aquí y ahora, y nos involucra a todos, provocando lo que cada año es más frecuente observar entre sus impactos a lo largo de todo el país: inundaciones, sequías, cambios en los ciclos del agua… en muchas Comunidades Autónomas. Todo ello con los consecuentes daños no sólo en la naturaleza, sino también en las economías locales sobre las que hemos construido nuestros estilos de vida. En este sentido, la adaptación al cambio climático requiere también dar una respuesta en forma de implementar un modelo de gestión del riesgo, si consideramos que casi tres millones de personas viven en zonas inundables de mayor riesgo.

Dar una respuesta al cambio climático es también garantizar el agua para un desarrollo social y económico, con un modelo responsable de actuación. En este sentido, no debemos olvidarnos de la lucha contra la contaminación difusa (nitratos y pesticidas) o de los contaminantes emergentes (microplásticos y antibióticos). Por último, es también proponer soluciones que abastezcan de agua, especialmente en zonas con sequías prolongadas, agravadas hoy por el efecto del cambio climático. Se trata de innovar con intervenciones basadas en naturaleza (Nature Based Solutions) como así lo ha asumido entre sus prioridades la UE, tanto en su estrategia económica, ambiental, industrial y de investigación e innovación.

*La Cátedra Emalcsa no se identifica necesariamente con las visiones expuestas por los autores de los artículos que publica. Nuestra intención es ser un medio para la difusión, el diálogo, el debate y el avance en el conocimiento.