A doutora Isabel Lema Blanco, profesora de Educación Ambiental na Universidade Internacional da Rioxa e membro do Grupo de Investigación Persoa-Ambiente da Universidade da Coruña, defende neste artigo, escrito para a Cátedra Emalcsa-UDC co gallo da conmemoración do Día Mundial das Zonas Húmidas 2025, que para preservar estes ecosistemas fundamentais para conservar a biodiversidade é preciso non so a súa protección e boa xestión, senón tamén a sensibilización da cidadanía e a necesidade de dar pulo a accións colectivas.
Los humedales, contextos únicos para la promoción de intervenciones de educación y participación ambiental
Dra. Isabel Lema Blanco
Profesora de Educación Ambiental en la Universidad Internacional de La Rioja. Miembro del Grupo de Investigación Persona-Ambiente de la UDC.
Isabel.lema@udc.es. Isabel.lema@unir.netEl 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, un día en el que recordamos el insustituible valor de estos ecosistemas, que nos proporcionan agua y alimentos clave para nuestra subsistencia como especie, pero que también son claves para nuestra resiliencia frente al cambio climático y la incesante pérdida de biodiversidad. Para la conservación de los humedales es necesario no solo su protección y buena gestión, sino también la sensibilización de la ciudadanía y la necesidad de impulsar acciones colectivas.
En este marco, las acciones educativas son clave para la protección de los humedales y todavía hay un amplio margen de acción en este campo. Por ejemplo, en el estudio Jóvenes y Medio Ambiente (González Anleo, Lema-Blanco y Pérez Coutado, 2023), en el que encuestamos a una muestra representativa de la población joven española de entre 14 y 19 años, se evidenció que la juventud está enormemente concienciada y preocupada sobre el cambio climático y los riesgos ambientales, y manifiestan un gran interés por participar en acciones e iniciativas de carácter ambientalista. Sin embargo, estos mismos jóvenes demandan más educación ambiental dentro y fuera de los centros educativos (algo en lo que hay coincidencia con los expertos). Les interesan especialmente los temas relacionados con el cambio climático, la contaminación, las consecuencias ambientales de nuestro consumo y, el impacto, en general, que la sociedad tiene sobre los ecosistemas.
Atendiendo a estas necesidades e inquietudes, deben ponerse en valor los humedales como contextos idóneos para el desarrollo de intervenciones de índole educativo. Se cuenta, para ello, con metodologías pedagógicas y participativas especialmente eficaces y exitosas, como son las metodologías docentes de aprendizaje-servicio o los proyectos de ciencia ciudadana, que articulan a ciudadanos, científicos y entidades sociales en la recolección y análisis de datos referidos a los impactos, hábitats y especies en el medio.Una de las estrategias más destacadas es el voluntariado ambiental. Permite actuar en la prevención de los problemas ambientales, contribuye a mejorar la gestión ambiental, detecta problemas emergentes, sensibiliza a la sociedad y trata de comprometerla en su solución solución de vida sostenibles. La inequidad social exacerba estos desafíos, limitando el acceso a los recursos necesarios para cambios significativos en el estilo de vida
Una de las estrategias más destacadas y que cuenta con cientos de proyectos exitosos desarrollados en nuestro país es el voluntariado ambiental. El voluntariado ambiental permite actuar en la prevención de los problemas ambientales, contribuye a la mejora de la gestión ambiental, detecta problemas emergentes, sensibiliza a la sociedad y trata de comprometerla en su solución. Existen algunas experiencias educativas de voluntariado en ríos y humedales (ej. Proyecto Ríos), que han facilitado que estudiantes y población en general conozcan la relevancia de los ecosistemas acuáticos.
El estudio mencionado anteriormente mostraba que, aproximadamente el 48% de los jóvenes españoles habían participado en actividades de conservación de la naturaleza, y alrededor del 40% en proyectos de aprendizaje-servicio y actos comunitarios de sensibilización. Otro dato interesante es que son los jóvenes con un mayor nivel educativo los que presentan un perfil más comprometido. Esto es así porque estos proyectos, principalmente impulsados por instituciones educativas y colectivos sociales, son altamente exitosos en términos de concienciación y promoción de comportamientos que redundan en la conservación del medio, pues les permite intervenir en la solución de un problema ambiental mediante la acción directa.
En definitiva, se les capacita para emprender acciones de protección y mejora del entorno y las personas implicadas observan que su acción es eficaz y útil, aumentando así su percepción de autoeficacia y de eficacia colectiva, dimensiones psicosociales que son clave para que la ciudadanía se implique en la lucha contra el cambio climático y adopte estilos de vida sostenibles.
Sin embargo, el impulso del aprendizaje-servicio, el voluntariado ambiental o los proyectos de ciencia ciudadana no es la única estrategia posible y es preciso ser más ambicioso en los actuales enfoques de gestión ambiental. Tal y como se recoge en el PAEAS (el Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad aprobado por el gobierno de España, en colaboración con un centenar de entidades públicas y organizaciones sociales), es preciso dotar a la ciudadanía de más espacios de participación pública, donde se fomenten cambios en estilos de vida adaptados a la emergencia climática y ambiental y la transición ecológica justa.Es necesario promover un cambio de enfoque en la forma de entender la gestión de los recursos hídricos y crear nuevos canales de comunicación permanente con la ciudadanía que posibiliten su implicación -en contacto directo con la realidad- en el conocimiento, valoración, prevención y mejora de los problemas ambientales
Sin embargo, al analizar y evaluar los procesos participativos articulados recientemente sobre la gestión de los recursos hídricos en Galicia, se observa que solamente un sector muy reducido de la población ha tenido la oportunidad de conocer las problemáticas referidas, aportar su experiencia sobre el terreno y tener voz sobre aquellos asuntos que son parte del bien común, como es la gestión del agua. Cuando han transcurrido más de dos décadas desde la aprobación de la Directiva Marco del Agua (UE, 2000), las instituciones siguen considerando los procesos de información, consulta y participación pública como un requisito legal que hay que articular, pero no como una oportunidad para educar e involucrar a la ciudadanía en la gestión y protección de nuestras aguas y humedales.
Es necesario promover un cambio de enfoque en la forma de entender la gestión de los recursos hídricos y crear nuevos canales de comunicación permanente con la ciudadanía que posibiliten su implicación —en contacto directo con la realidad— en el conocimiento, valoración, prevención y mejora de los problemas ambientales. Solamente así se logrará favorecer la creación de valores, la discusión de alternativas, la adquisición de capacidades y competencias para actuar sobre los problemas y mejorar y conservar nuestros humedales. Algunas metodologías deliberativas y participativas que se podrían aplicar por los gestores son los talleres de escenarios de futuro (Backcasting Scenario Workshops), los talleres EASW (European Awareness Scenario Workshops) o metodologías que incorporen la IA en el diseño de políticas públicas (Policy Scenario Workshops).
En definitiva, existe un amplio conocimiento científico y metodológico que nos muestra el camino a seguir y los pasos y recursos necesarios para poder hacerlo bien. Solamente queda ponerse manos a la obra. Ojalá el próximo día mundial de los humedales sea una ocasión para celebrar la adopción de una visión bottom-up (de abajo-arriba) en la gestión compartida de este recurso vital que es el agua.
*La Cátedra Emalcsa no se identifica necesariamente con las visiones expuestas por los autores de los artículos que publica. Nuestra intención es ser un medio para la difusión, el diálogo, el debate y el avance en conocimiento.